Las conclusiones de los auditores no pueden ser muy diferentes unas de otras, y el hecho de contratar un auditor u otro no debería variar el contenido final del informe. Lo que sí puede variar son parámetros tales como el valor añadido que aporta un auditor externo a la gestión de la empresa, el número de días que necesita estar ‘en casa’ del cliente para realizar su trabajo o el número de entrevistas que debe hacer con el personal interno de la empresa asignado a la auditoría (director financiero, jefe de contabilidad, jefe de compras, etc.).
El coste de la auditoría debe ser razonable. Lo más adecuado es contactar con dos o tres despachos de auditoría, solicitar diferentes ofertas y decidirse por aquella que, sin ser sospechosamente demasiado económica, aporte las mayores garantías con respecto a los parámetros mencionados anteriormente. Puede ser muy interesante elegir un despacho de auditoría con una cartera de clientes de características similares a nuestra empresa.
